El Área de Medioambiente del ITER colabora con la Universidad Autónoma de Barcelona para cuantificar emisión fugitiva de gas metano a la atmosfera en vertederos catalanes.
Hasta la fecha, el personal investigador del ITER ha realizado campañas de detección y cuantificación de emisiones fugitivas de metano en cinco vertederos de Cataluña.
El Área de Medioambiente del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER) continúa materializando un proyecto de colaboración científica con la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) sobre la emisión fugitiva de metano (CH4) a la atmósfera en vertederos catalanes. Este proyecto, liderado por la UAB, cuenta con financiación de la Agència de Residus de Catalunya, que depende de la Generalitat de Catalunya.
La UAB contactó con el ITER para el desarrollo y ejecución de este proyecto debido a la amplia experiencia acumulada por el instituto en los últimos 25 años en el estudio de emisiones de metano en vertederos tanto en Canarias como en la península ibérica.
El objetivo de este proyecto es mejorar la estimación sobre la emisión de metano (CH4) a la atmósfera en vertederos catalanes y contribuir a cuantificar la eficiencia de los sistemas de extracción de biogás en los vertederos de Catalunya.
La semana pasada finalizaba una campaña científica de un equipo ITER-UAB en el vertedero de Solius (Girona). Hasta la fecha los científicos del ITER han realizado varias campañas científicas sobre emisión fugitiva de metano a la atmósfera en cinco vertederos catalanes: Pla de l’Estany (Girona), Castellnou de Seana (Lleida), Centre de Tractament de Residus municipals d’Osona y Can Mata en Els Hostalets de Pierola (Barcelona).
La importancia de este tipo de estudios es que se está observando un incremento de la concentración de CH4 en la atmósfera y, a escala global, los vertederos contribuyen con un 11% de la emisión de CH4 a la atmósfera procedente de la actividad humana.
El metano, es el segundo gas de efecto invernadero que más contribuye al cambio climático, después del dióxido de carbono. De hecho, la capacidad del metano para atrapar el calor en la atmósfera es incluso mayor que la del dióxido de carbono. En una escala temporal de 100 años, el metano tiene un potencial de calentamiento global 28 veces mayor que el dióxido de carbono y es 84 veces más potente en una escala temporal de 20 años.